miércoles, 30 de enero de 2008

Cómo afrontar los problemas personales del divorcio

Cambio en las relaciones
"No debe subestimarse la incomodidad y la inseguridad que muchas personas sienten con respecto a sus amigos divorciados", sostiene una investigadora. Aun cuando el cónyuge fiel actúe conforme a sus derechos legales, morales y bíblicos, algunos quizás lo vean como el causante de la ruptura matrimonial. Su reacción puede ir desde un frío saludo hasta el rechazo obvio; peor aún, antiguos compañeros íntimos tal vez lo traten con franca animosidad.

Muchos sencillamente no comprenden todo el apoyo que precisa quien atraviesa un divorcio. Tal vez les parezca que basta con enviar una breve carta o una tarjeta. Sin embargo, suele haber amigos que "tienen la sensibilidad adecuada —dice el libro Divorce and Separation—, y que llamarán para ver si deseas que te acompañen a algún lugar, si quieres que te hagan algo o si solo tienes ganas de hablar". En efecto, la persona que pasa por este difícil trance necesita, como dice un proverbio, de "un amigo más apegado que un hermano".


El camino hacia la recuperación
"Todavía hay ocasiones en que siento una soledad increíble, incluso cuando estoy rodeada de gente", confiesa una madre que se divorció hace dieciséis años. ¿Cómo sobrelleva la situación? "He construido mi propio mecanismo de defensa —dice— manteniéndome ocupada en el trabajo, en el cuidado de mi hijo y en los quehaceres de la casa.

Ciertas fechas y épocas del año pueden hacer revivir memorias y emociones dolorosas: el día en que se descubrió la infidelidad, el momento en que su cónyuge se marchó de casa, la fecha del juicio. Los acontecimientos felices que la pareja compartía, como las vacaciones y los aniversarios de boda, pueden convertirse en experiencias emocionales difíciles de soportar. "Esos días procuro pasar tiempo con mi familia o con amigos cercanos que conocen la situación —dice Pat—. Hacemos cosas que irán desplazando los pensamientos del pasado y convirtiéndose en nuevos recuerdos.